Como todos entendereis los Magos también merecen unas vacaciones, han de relajarse y meditar la manera de preparar nuevos trucos para la temporada que se avecina, es por eso que el domingo me lo tomé de descanso deportivo tras saborear unos excelentes pinchitos de cordero preparados por Ermanué.
Igualmente otros miembros de la Directiva cayeron en los brazos del Dios Baco en la noche ferial isleña, y a la hora de la carrera casi que buscaban la llave que les abriera la puerta de sus casas, todo esto que os cuento motivó que encargaramos el liderazgo de la expedición y la posterior confección de la crónica a "El Elegido, Neo", nuestro admirado ZebPerman, y así nos la enviado con gran celeridad.
"En esta ocasión corrimos en tierras chiclaneras con una muy numerosa participación, 1200 inscritos. Muy buen ambiente y muchas ganas de correr por la sequía de carreras que tenemos este año y en ésta el marco era inmejorable con un tiempo que acompañó durante toda la carrera.
La expedición fue liderada por mi, el becario, atendiendo al pie de la letra de las ordenes dadas por el Zebulón de guardia que estaba en la feria y en ausencia de nuestro presidente, aunque el oráculo ya me lo comunicó mucho antes con una de sus deliciosas galletas en forma de pinchito moruno regado con rebujito.
Todo salió según las coordenadas trazadas, recogida de dorsales, saludos cordiales, recuerdos a fulanito y menganito, estiramiento y calentamiento mínimo reglamentario, posicionamiento en la salida según estrategias, y salir zumbando.
En lo deportivo Zeb Antonov entró en primer lugar volando bajo y sin casi levantar arena, este tío es como el niño de los Increibles. Tras él entró Zebperman que estuvo ojeando a futuros Zebulones y Zebulonas que todavía no saben que lo son, también fue visto cogiendo conchas y orejillas de mar para hacer una pulserita de la suerte.
Después entro Zeb Mecanic a un ritmito de Derbi Variant muy bueno y lamentando no haberse llevado las cañas para echar unos lances pues la mañana estaba increíble para pescar.
Y cerrando el grupo nuestro zebulon debutante, Paco, otro engañado más que al final terminará corriendo a todas horas, y que acabó con un muy buen sabor de boca, deseando repetir según expresó a su llegada a meta.
Para concluir la mañana el bañito de rigor nos sirvió, además de para descargar las piernas, para comprobar que en la barrosa el agua está muy muy fría, a la temperatura que nos gusta la cerveza.
Desde aquí reivindicamos el rebujito como bebida isotónica ¡ya!